donaciones

lunes, 15 de septiembre de 2014

Sigue tu camino, amigo...


Siddharta continuó meditando: «Realmente mi vida ha seguido un curso muy espécial, dando
muchos rodeos. De chiquillo sólo oía hablar de dioses y sacrificios. De mozo sólo me entretenía con
ascetas, pensamientos, meditaciones, buscando a Brahma, venerando al eterno atman. Ya de joven
seguía los ascetas, viví en el bosque, sufrí calor y frío, aprendí a pasar hambre, aprendí a apagar mi
cuerpo. Entonces la doctrina del gran buda me pareció una maravilla; sentí circular en mi interior
todo el sabor de la unidad del mundo, corno si se tratara de mi propia sangre. No obstante, tuve
que alejarme del mismo buda y del gran saber. Me fui y aprendí el arte del amor con Kamala, el
comercio con Kamaswami; amontoné dinero, malgasté, aprendí a contentar a mi estómago, a
lisonjear a mis sentidos. He necesitado muchos años para perder mi espíritu, para olvidarme del
pensar y la unidad.
«¿No parece que he precisado dar grandes rodeos para convertirme paulatinamente en un
hombre, para dejar de ser filósofo y vivir como una persona vulgar?» Y, a pesar de todo, ha sido un
buen camino, no ha muerto completamente el pájaro que se alberga en mi interior. Pero, ¡qué
camino es ése! He tenido que sobrevivir a tanta ignorancia, vicio, error, asco y desengaño, tan sólo
para volver a ser un hombre que no piensa, como los niños, y así, poder empezar de nuevo. No
obstante, todo ha ido bien, mi corazón se alegra, mis ojos ríen. He tenido que sufrir con
desesperación, me he visto obligado a rebajarme hasta la idea más necia, la del suicidio, para poder
recibir la gracia de sentir el Om, para volver a dormir bien y a despertarme mejor. Tuve que
convertirme en un ignorante para poder encontrar al atman en mi interior. He tenido que pecar para
volver a resucitar.
«¿Hacia dónde me seguirá llevando este camino? Mi sendero sigue un itinerario absurdo, da
rodeos, y quizá también vueltas. ¡Que siga por donde quiera! ¡YO lo seguiré!»

No hay comentarios:

Publicar un comentario